viernes, 14 de diciembre de 2012

Supongamos que era Juan...

Esa mañana el calor era insoportable, el aire era tan pesado que apenas se movía. El jefe de la seccional entro en la oficina con un desgano, que también se veía en la cara de los pocos empleados que trabajaban detrás de sus escritorios, todos muy bien vestidos, con pantalones azules y camisas blancas, corbata y pelo corto los hombres, y un rodete bien tirante las mujeres. La mañana recién empezaba y los empleados seguían llegando. Cada uno entraba, dejaba sus cosas, tomaba algo de desayuno y se acomodaba detrás de su escritorio. Poco a poco todos los puestos se fueron llenando, pero una silla quedaba vacía y en cuanto advirtieron eso, le dieron aviso al Mayor...''Jefe, estamos todos pero falta...(Supongamos que era Juan) ... Juan. No vino''.
Los compañeros lo llamaron y solo les respondió el contestador. Ya sin saber que hacer el jefe decidió mandar a un móvil a buscarlo a su casa. Era muy raro que Juan faltara a trabajar y mucho menos sin dar aviso. Los policías que se decidieron a ir subieron al móvil y tomaron la ruta que conducía a su domicilio,  barajando respuestas que respondían al por qué de la falta de su compañero, claro que la verdadera 
respuesta ni siquiera se les había cruzado por la cabeza.
Llegaron a la casa, bajaron del auto y fueron hasta la puerta. Tocaron y esperaron unos segundos. Al ver que nadie respondía probaron el picaporte; abierto, entraron despacio y llamando a Juan en voz alta. Juan no respondía.. pero había luces prendidas por lo que decidieron entrar a ver si pasaba algo... El cuadro que vieron no se lo iban a poder sacar mas de sus cabezas. Ahí estaba Juan, en la bañera vacía, tenía la cabeza hacia un lado, los ojos cerrados, una botella de champagne en una mano y la pistola de la cana en la otra. Lo mas horrible era el agujero que le rajaba la piel en la cien, Una cascada de arte comtemporáneo, color rojo vivo, sale por el cráneo. Juan nunca mas pudo salir de esa bañera. Su alma descansa en paz, suponemos. Lo que nunca sabremos es la razón que impulsó a contraer el musculo de su dedo, a doblar la articulación sobre el gatillo. Sabe Dios qué nube negra atormentaba su alma noble y qué voz turbia le susurró al oído su cántico de muerte...
Que en paz descanses...

 Dedicado al 'Juan' de la vida real que 
nadie sabe porque eligió quitarse la vida, descansá en paz....

                                                                                                                      Jouper.-

sábado, 8 de diciembre de 2012

El caballo alado..

Hoy no hay mas que tristeza, hoy partió al cielo mi caballo alado, hoy su alma dejó a su cuerpo postrado y sumido en el mas profundo silencio. Sus dulces ojos marrones no se volverán a abrir y su mancha blanca solo quedará en mi recuerdo.
Ya no se pondrá la montura y no pisaré los estribos para montarme su lomo y así cabalgar con luna llena, ya no van a verse sus orejas alertas a todo y ya no va a sentirse su trote bajo mi cuerpo.
No me va a olfatear la cabeza como cada tarde que le revisé las riendas, ni va a comer maíz de mis manos llenándolas de baba.
Ya no vamos a fundirnos en uno para cabalgar, hoy se fue mi compañero hoy lo llora mi alma y lo recibe el cielo.
Miren, allá por las nubes, con su pelaje al viento, va remontando las nube mi eterno amigo Pedro.
Siempre te guardará mi corazón y te tendrá vivo mi recuerdo  pero no te preocupes mi amigo, porque cuando nos reunamos en lo eterno nadie podrá desprendernos, solo seremos tu y yo, remontando los cielos, trotando por inmensos campos celeste y trotando nubes blancas.
Como te extraño mi amigo, como quisiera darte un beso y dormir en tu silencio para no separarnos de nuevo.
           Jouper.-

lunes, 3 de diciembre de 2012

Sofía

Nos ubiquemos en una ciudad cualquiera, de un país cualquiera, de un lugar cualquiera.
Así empieza la historia. Una chica cualquiera, de identidad cualquiera y religión cualquiera escribe en la primera escena. Una habitación fría, de paredes despejadas y tan solo ella.
Hay una cama con algunos almohadones encima, unos peluches y un sillón rojo con una manta blanca por encima; al lado de éste se haya una pequeña biblioteca con varios ejemplares que, además, sostiene una canastita de manzanas tan rojas como el sillón.
Frente a la silla en la cuál ésta chiquilla reposa, se divisa un escritorio con algunos papeles y 2 o 3 porta lapices sobre él.  Ella escribe con trazos torpes y apurados. La hoja se baña en tinta y lágrimas. La chica llora. El cielo, al verla así, también.
El lápiz recorre la hoja caprichosamente y reposa en el punto final. Sofía pliega la hoja y la deja en el escritorio junto a una cadenita de oro y un par de escarpines morados.
Sofía, es el nombre perfecto para ella, inestable como la niebla.
El cielo continúa soltando lágrimas que entristecen la ciudad.
Sofía sube las escaleras y pasa el umbral de la puerta de la terraza dejándose llevar por el viento y el llanto  del manto gris que cubre el poblado.
Llega al destino que buscaba, al punto mas alto, al borde del abismo, se asoma y se dispone a darle fin al sinsentido en el que vive.
El cielo llora con mayor intensidad, y sus gemidos, truenos delirantes, resuenan cual grito ahogado en el seno universal.
Sofía da un paso, el viento sopla en su contra intentando que retroceda y se enreda en su cabello infinito, da otro y un trueno ensordece a la ciudad, uno mas y su vestido blanco flamea en señal de que pronto estará en paz.
Pero algo la detiene, algo hace que se pare en seco, palidezca y vuelva sobre sus pasos.
Allí, abajo, se escucha, un niño llora; llora de hambre, de frío y de soledad.
Sofía corre desesperada hasta el sitio en donde han abandonado al pequeño. Lo mira y lo ve tan pequeño y frágil  lo levanta con delicadeza como si ese tierno cuerpesito fuera a romperse, lo acomoda entre sus brazos y lo estrecha contra su pecho en un interminable abrazo.
El pequeño calla y parece estar absorto por el sonido del corazón de esa mujercita.
Sofía comprende en ese mismo instante  que su hijo no la abandonó, solo subió al cielo a jugar con los angelitos y al verla tan desolada le envió a ese rayito de luz que vendría a solventar ese dolor que le dejo la noticia que le dio el doctor y a recibir todo el amor que Sofía iba a darle al angelito que se fue.
El llanto del bebé había llegado a lo más profundo de Sofía esa tarde gris, estremeciendo todo a su paso y había plantado una esperanza en ella desde el primer sollozo que escuchó.

Algunas personas están predestinadas a estar juntas para salvar sus 
vidas mutuamente...
Jouper.-