viernes, 9 de noviembre de 2018

Amor Astral

Dos asteroides que chocan,
en el espacio sideral,
tu boca y la mía se tocan
como si no estuviese mal.

La luna orbitando a Marte
tan equivocada estaba,
vos diciendo 'sos arte'
y yo de tu mirada, esclava.

Tu cuerpo celeste y etéreo
las estrellan nos miran brillar,
entre mi cama y el cielo
tu y yo sin saber volar.

Galaxia infinita en tus ojos,
como un satélite me ves orbitar
detrás de ti, a tu antojo
ni en Saturno me ibas a amar.

Me perdí en esta nebulosa,
entre constelaciones y cometas.
Me dejaste llorando silenciosa,
entre el sol y los planetas.

Volviste a tu meteoro, principito,
te perdiste el eclipse lunar,
y ahí entendí de a poquito,
que esto solo había sido un amor astral.

martes, 6 de noviembre de 2018

Enamora a un escritor y serás inmortal.

Enamora a un escritor y serás inmortal
y la verdad, es fatal
haber hecho inmortal a cada idiota,
te tiro la posta, a veces no queda otra.
Para el escritor cualquier sentimiento es letra
y cuando tenés aires de poeta,
cualquier gilada es canción.
Lo digo de corazón, no es de princesa,
vos me dejaste por esa
y la que te hizo poesía fui yo.
Pero así como te regalé letra,
también te saque la careta,
vi tu faseta de actor, te queda bien lo de impostor,
pero conmigo no te metas,
capaz que mido uno cuarenta,
pero te puedo romper la jeta, como vos me rompiste el corazón.
Tengo razón, no me jodas,
no me vengas con el versito de que por mi dejas a todas,
que para escritora estoy yo, y lo sabes,
me vuelteaste una y otra vez, igual no te preocupes,
capaz yo me quedo sola
pero al final, vos perdes.
Tenés de príncipe lo que yo de altura,
capaz yo no tenga cordura,
pero vos no tenes decencia,
vivís buscando entre la gente con qué llenar tu carencia.
Ahora podes irte, volvé por donde viniste,
ya fuiste, en realidad te fui yo,
porque incluso para eso el coraje te faltó.
Capaz que yo salí herida, pero al menos aprendí algo,
vos cómo mago, tu carta siempre es la misma,
seguís llevando el carisma, pero es un falso disfraz,
sos una estrella fugaz, que gira sobre sí misma.
Te recomiendo de Disney algunas películas,
Viste que tienen moralejas los dibujitos,
Aparte te mantenes entretenido, nenito,
Y de paso cambias tu actitud ridícula
Ya que ni te enseñaron, ni quisiste aprender,
capaz entre películas y escritos,
Se te bajan un poco los humitos,
y aprendes a respetar a una mujer.
Porque a hombre ni aspiras,
con esa facha y actitud de chico,
y aunque yo mida un metro y pico,
Ni a los talones me llegas.

viernes, 26 de octubre de 2018

Ducha.

Y entro a la ducha para ver si es que el agua me borra los besos que me marcaste en la piel. No creo en realidad que funcione, llorar no te ha sacado de adentro mío, pero no quiero dejar de intentar, desesperadamente, sacarte de mi ser.
El agua caliente me quema, pero no tanto como tus besos, el jabón se desliza sobre mi cómo un vago recuerdo de tus dedos en mi piel, de tu boca y mi cintura, de tus mimos.
Quizás no esté haciendo más que recordarte pero intento que cada recuerdo se lave y se vaya, y me limpie de vos. Te pienso para olvidarte, para borrar de a uno los recuerdos, para dejar de escribir una historia que en su comienzo tuvo el punto final.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Niño.

Es como un niño que no puede dormir porque hay tormenta, pero peor, porque la tormenta es interna y esos truenos asustan más. Comienza como una nube oscura que se aloja en su pecho y empieza a relampaguear, muchos rayos, muchos truenos pero tarda en empezar a llover. Como una especie de tormenta eléctrica instalada en el tórax, imaginen lo que puede hacer tanta electricidad cerca del corazón, por no hablar de la nube en los pulmones.
Cuando comienzan a caer las lágrimas, como lluvia infinita, la tormenta cobra fuerzas y se pone un poco huracanada, pero de a poco se va disipando. No a durado mucho, pero ha cansado lo  suficiente. Una vez pasada la tormenta todo queda desbastado, carente de sentido, vacío, helado. Solo ella lo calma, dejando que se abrace a su cintura para dormir, para dejar ir al caos, para sentir su calor y contagiarse de él.
Su corazón lo arruya y por eso él pone su cabeza sobre su pecho, para sentirse seguro y tranquilo, para llenar de música su vacío.
Solo dormir por un rato en ella hace que se borren un poco las sombras y fantasmas, los monstruos bajo la cama, el olvido y el adiós.
Es como un niño, incapaz de dormir solo, incapaz de calmar sus miedos, de cuidar su corazón.
Es como un niño que no sabe de la vida, que vive de su sonrisa delante del dolor, que no sabe espantar monstruos.
Es como un niño, pero ahora la tiene a ella.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Colón y Cañada

Te acordás cuando nos encontramos en Colón y Cañada, caminábamos de la mano como si nada pasara, nos hacíamos ojitos y nos reíamos bajito. Fue una tarde de Septiembre, y éramos nada entre la gente, pero ese día no importaba, la gente para nosotros era nada.
Lo importante era sentirnos, lo importante era el amor, lo importante en las miradas que nos dábamos los dos. Caminamos mucho tiempo, escapando del adiós, nos abrazamos eternos y lloramos los dos.
Nos miramos a la cara, nos pedimos perdón, pero no valía de nada, el culpable no era vos.
¿Te acordás que lloré? ¿Te acordás el por qué? Porque fuimos un quizás, porque fuimos un tal vez.
Esa tarde se hizo eterna y la noche nos cegó, en la oscuridad nos perdimos pero siempre de a dos, le cantamos a la luna, le pedimos por favor, que nos regale en esa noche, nuestra historia de amor.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Carta abierta a la ansiedad

Deja de apretarme la mandíbula y oprimirme el pecho, deja de mantenerme despierta de noche, ¿no ves que me cuesta dormir?
Deja de buscar la forma de llamarme la atención, sé que estás ahí, te siento, no permitís que deje de sentirte.
Por favor, deja de nublarme el pecho, que para eso ya tengo los puchos.
Admitime al menos la valentía que tengo, de escribirle a quien me toma del cuello y me asfixia de a ratos, como si le divirtiera mi pánico; valorame el acto de escribirte a pesar del miedo que te tengo.
Amigas no somos ni vamos a ser, pero ya que vivís conmigo, mínimamente nos dejemos ser. Yo por mi lado, vos por el tuyo, no estés apareciendo sin previo aviso y ganas de lastimar ¿no ves que me haces mal?
Te pido de alma y de corazón, no me hagas más chiquita, dejame ser fuerte, no crezcas mis miedos, deja que lo supere, no rompas mis ganas, mi fe, mi esperanza.
Querida ansiedad, aferrate a mi tristeza y váyanse las dos, no permito que vuelvan. Si un día me ven, con la guardia medio baja, haceme un favor, mirame a la distancia, hacé la vista gorda y dejame que me vaya, pero no vengas con tu asfixia, tus lágrimas que pesan, dejame que me vaya y quizás ya no me veas, quizás aprendo a vivir sin vos y seguramente, hasta me alegre de ello.-

martes, 14 de agosto de 2018

Cuando estoy triste

Cuando estoy triste veo todo en blanco y negro, como si la vida se tiñese de gris, como si fuese un día lluvioso aunque el sol brille sobre mí.
Cuando estoy triste respiro melancolía, hago todo lento y me pesa cada movimiento.
Cuando estoy triste me gusta quedarme en la cama, o me cuesta salir de ahí, veo muchas películas y tomo incontables tazas de té.
A veces leo libros que me hacen bien o a veces solamente los abrazo contra mi pecho, quizás imaginando que el autor es quien me está abrazando.
Cuando estoy triste escucho música triste, no para sentirme mejor, sino para ponerle nombre a lo que siento.
Cuando estoy triste me vuelvo pequeñita en tamaño y edad, necesito atención y cariño y me aislo mucho cuando no me lo dan o cuando me dan de más.
Cuando estoy triste escribo, si te lo preguntas, si, estoy triste ahora mismo, seguramente lo adivinas.
Cuando estoy triste respiro profundo, olfateo los libros y el té y me salen suspiros no sé de dónde ni por qué.
Cuando estoy triste me encuentro poco, porque siento que soy mas una persona feliz, pero aún así disfruto está tristeza, porque también es parte de mi.

miércoles, 8 de agosto de 2018

Me provocas

Me provocas mirarte, me provocas sentirte, conocerte, me provocas saberte.
Me provocas escribirte y llenar renglones hablando de esos detalles que me encantan. Me provoca tu pelo, me provoca tu piel, me provoca tu mirada, como me provoca tu mirada.
Me provoca tu boca, tus besos, tu amor. Me provoca tu espalda y tu pecho y como te mordes el labio si lo beso.
Me provoca como cerras los ojos si te acaricio despacio, como concentrado en ese punto en donde tú piel y la mía se están rozando.
Me provocan tus ganas incontenibles de hacerme tuya, me provocan tus pucheros y tu pelo callendo sobre tus ojasos marrones. Me provoca como me ves, como me lees, como sabes exacto en donde tocarme y como, cuando decirme algo y qué decir.
Me provoca como me pones la piel y el estómago cuando me decís hermosa, cuando me besas el cuello.
Me provoca que me digas que sos mío. Me provoca que me provoques y que no lo hagas. Me provoca lo bien que me haces y lo asustada que me tenés al respecto. Me provoca tu ternura, tus formas, tus gestos.
Todo vos me provoca, todo vos me haces bien, todo vos es lo que quiero justo ahora.

Principito

Su piel blanca y su pelo oscuro, contraste de amor en mi cama. Sus ojos me miran, entre mechones rebeldes que no se quieren acomodar, su mano baja lentamente por mi cintura proclamando territorio descubierto por él, sus labios con suavidad me acarician y me florecen internamente.
¿En qué momento me pasó él? ¿Cuándo fue que el camino me lo puso en frente?
Cierra los ojos cuando le hago un mimo y presiento que se entrega a esa sensación nueva y desconocida que recorre su piel. Apenas si vuelve la vista y me dedica esa sonrisa que dice mucho más que cualquier palabra. Inevitablemente sonrió. Inevitable. Me vuelve loca cuando me dice así, 'nena, sos inevitable', me pone loca cuando me dice nena. Me pone loca.
¿Qué hacer con una piel así cuando el corazón aún sangra?
Lo cierto es que no tengo muy claro que hacer cuando me levanto, pero sé que al acostarme lo quiero acá, quizás las cosas no estén del todo definidas ahora, pero me gusta desdibujarme en él y en su mirada. No sé que viene por delante para mí, pero espero que él esté, de mañana en mi cama, con sus ojitos achinados de recién levantado y su media sonrisa cuando escucha mis 'buen día'.