viernes, 30 de junio de 2017

Un año.

Un año. Un año de extrañar constante y dolorosamente, de vivir deambulando en recuerdos, de no conocer nada más que ese dolor agudo que ataca de a momentos. Un año de aprender a vivir, asi como aprendiste a hablar, a caminar, ahora tocó aprender a seguir, a vivir sin vos, a ser fuerte y a ser débil también. Un año de lágrimas lloradas y por llorar, de momentos oscuros en caída y algún que otro repunte, de ansiedad, de tristeza, de miedo, de mucho miedo.
Un año que se paso rápido y fue eterno al mismo tiempo, trecientos sesenta y cinco días de veinte recuerdos por día, de noches de llorar abrazada a la almohada, de palabras susurradas con los ojos en el cielo o en tu foto.
Un año de carencia, de ausencia, de gris. De dormir mal, de dormir mucho, de soñarte, de pensarte, de querer ser un poco más vos cada día. Un año de altibajos y bajones, de rodillas en el suelo, de cama y pañuelos.
Un año sin vos, el primero, difícil,duro, agotador, agobiante. No ha sobrado alguna que otra mano amiga, hombro cercano donde acallar penas, pero cómo ha faltado tantas otras veces.
Nada es fácil desde ese día, tampoco lo fue en ese momento, si bien todo va mejorando, le tengo miedo a la vida, hace un año le tengo miedo, porque no sé como se vive sin vos, porque hace un año no se cómo vivir y porque tengo miedo de no aprender.
Un año y lamentablemente el primero de muchos.

domingo, 25 de junio de 2017

Momento.

Hace un rato mientras buscaba unas cosas, encontré su monedero, un monedero azul, con forma de ratoncito, que le traje de mi viaje de 15 años, porque ella amaba los monederos y porque los ratoncitos me recordaban a mi mor por el queso y ella me hacía galletas con queso siempre.
Lo sostuve, lo mire por encima, por los lados, mire su foto en la pared, se me llenaron los ojos de lágrimas, lo abrí, mil monedas, saqué dos, de cincuenta centavos. Se me ocurrió en ese instante que la última persona que tocó esas monedas fue ella y las apreté fuerte en la mano. Después pensé que si volvía a meter esas monedas al monedero, no iba a ser ella solamente la que las hubiese tocado, entonces cerré el monedero y me llevé las monedas en una mano y el monedero en la otra, las monedas las puse en mi mesita de luz, el monedero en el cajón y decidí que no voy a tocar esas monedas, que las voy a mirar, las voy a oler, las voy a acariciar desde afuera del monedero, pero no las voy a tocar, para que quede ese último toque suyo guardado ahí. Después me quede un rato sentada en el piso llorando tranquila y desahogando tristeza, al ratito me levante, me seque la cara y me vine a escribir.
En fin, lo que trato de explicar es que ella aparece en estas pequeñas cosas todo el tiempo, casi todos los días y que la pienso mucho y que la extraño, que me hace falta. Lo que quiero decir es que no está, pero está.-
Jouper.-

domingo, 11 de junio de 2017

Mi lugar en el mundo

No me había dado cuenta hasta hace poco, no me había percatado, de que en ese lugar soy yo misma y me siento totalmente refugiada.
No importa que tanta ansiedad tenga o cuanta tristeza me invada, estar ahí hace que mis miedos valgan nada. Y de pronto la vida tiene sentido, las flores brotan, se dibujan sonrisas en todas las bocas, quiero decir, estando ahí el mundo es un lugar mejor para vivir.
Es el lugar en donde soy libre, en donde me siento plena, donde mi pecho desborda alegría que me hace vibrar, y mis ojerosos ojos cobran vida.
Quiero estar siempre ahí, sentirme refugiada, protegida y pura, curarme el alma con mimos y sonrisas de helado.
El lugar en el mundo de una persona es eso mismo, el único lugar en todo el planeta tierra en donde sos puramente vos, donde sos capaz de ser alegría eléctrica a pesar de tu pecho nublado, donde se pone un límite a todo lo que te dañe, donde podes tomrte un recreo de la vida cotidiana. Ahí sacas cualquier caparazón y se siente bien la carne viva, la vulnerabilidad, la pequeñez.
Mi lugar en el mundo tiene un metro cincuenta y cinco, pecas, ojos verdes y once años.
Mi lugar en el mundo se llama Julieta, es mi hermana, es mi vida.
Mi lugar en el mundo es a su lado, preferentemente con mi cabeza en su hombro, con su mano en la mía, compartiendo sonrisa, vida y caramelos.
Mi tristezas y desilusiones se quedan atrás cuando ella me canta y me acaricia el pelo, cuando me dice ''pila de panqueques'' o me pide dormir con ella,
Todo mi mundo se vuelve colores y luz cuando su corazón late al mismo ritmo que el mío, me abraza, me llena de besos y me dice ''te amo''.
Mi lugar en el mundo es ella y espero que así sea siempre.
También espero poder ser su lugar en el mundo, su refugio tibio de besos alados y caricias recurrentes. Su lugar para ser libre, para reír, llorar, cantar a todo pulmón y ganar guerras de cosquillas y corazones rotos.
Un lugar que la recibe siempre de brazos abiertos, la abraza, la cura, la mima y aunque no la quiera soltar, la deja salir otra vez a ganar vida y rasparse las rodillas de nuevo.
Rayito de vida que irradia luz, se siempre ese lugar tranquilo que calma mi corazón iracundo, mi pequeña niñita, ven siempre que tengas el corazón en pena o la boca florecida de sonrisas, porque quiero ser yo, con quien tú compartas la vida.