jueves, 24 de enero de 2013

Sirena de un océano sin mar

Bajo el mar, las olas, las algas y los pecesitos de colores, existe mi mundo. Un mundo tan diferente al que hay fuera del agua, tan frio, tan sombrío, tan oscuro... O al menos para mi.
Aparentemente para el resto de los habitantes marinos este lugar es el paraíso, desgraciadamente para mi no. Aquí yo soy tan solo una mas, o nisiquiera eso.
Llegué misteriosamente desde las corrientes heladas del ártico cuando era niña, flotando dentro de una burbuja como una flor perdida de loto. Un elefante marino me recogió de un campo de medusas azules en una noche de Abril.
Nunca fui una de ellos, aquí yo soy distinta, soy diferente, en todo aspecto. Físicamente soy mucho mas blanca, casi traslucida y mi cabello es de tono azulado claro como el océano; mis ojos son de un verde marino intenso y relajante, mis manos son suaves y delicadas, mi cola tiene finas escamas color ambar y mi voz es debil pero melodiosa. Soy mucho mas pequeña. Los habitantes de esta zona del Pacífico son grandes e imperiosos, su piel es de un tostado intenso, su voz resuena cual trueno; tienen grandes aletas de distintos tonos de verde, ojos y cabello oscuros y manos enormes y asperas. Hasta sus mismos nombres inspiran respeto y grandeza, sinceramente ami me asustan un poco, Maximo, Malone, Conrad, etc.
Mi nombre es Korai, realmente nisiquiera se quien me lo puso.
Mi vida aquí no es demasiado interesante, ciertamente paso sola mucho tiempo pero decidí no irme porque encontre a dos maravillosos amigos en las orillas de este poblado marino, el viejo pirata Levio y su perro, Ketos  y claro está mi fiel rescator Danthos, el elefante marino que es casi como mi padre.
¿Que como conocí a Levio y Ketos?.... Gracias a que me rompieron el corazón.
Un día en la playa, revisando mi tesoro de cartas, las cuales recogía de la playa, a veces salían volando de algun barco o simplemente eran mías, encontré una que brillaba mas que las otras; agarré la hoja, la desplegué y una frase saltó de lo escrito; rápidamente la seguí y la atrapé, cuando la tuve entre mis manos leí '' Pero no logro imaginarme lejos de ustedes, no podría estar mucho tiempo sin tu abrazos.'' La frase se hizo humo y voló, lejos, la seguí con la mirada hasta que se perdió en el tiempo. Derrepente, algo golpeó mi cara, una palabra, REALIDAD, y unas preguntas, ¿Qué sucedió?, ¿Qué sucederá?...
Mi ahora amigo pirata se me acercó con mi frase-humo: ''Parece que el bacalao mentía'' me dijo entregandomela, ''parece que el bacalao mentía'' respondí con mares de agua salada en los ojos.
Y asi despacito me fui nadando por la orilla del recuerdo, contando que lleva mas de un mes sin mis abrazos y repitiendo bajito ''parece que el bacalao mentía''.
                                                                              Jouper.-