miércoles, 30 de agosto de 2017

Poca Mujer

Siempre fui una mujer fuerte, luchadora, siempre fui audaz, valiente, decidida, definida, siempre al frente, siempre. Me veo ahora, tan sumisa, tan pequeña, tan nada, que agacho la cabeza y asiento, que guardo palabras adentro, palabras que duelen, palabras que hieren, justamente por estar guardadas. Ahora lloro en silencio, abrazada contra la almohada, sé cómo es sentirme sola, sé cómo es no compartir con nadie lo que me pasa, pero aún así recibir problema y tristezas ajenas y tratar de resolverlas como si fueran mías.
Me apena tanto verme así, sentir que perdí la mujer orgullosa que era y que me convertí en una callada que con lo único que pelea, es con que no desborden las lágrimas cuando todavía no está sola. Y es que, ¿Cómo llega uno a hacerse esto? Los golpes de la vida, la gente que te deja sola, que demuestra que no le importas, ni vos ni tus problemas, el miedo, el tener tanto miedo, de estar sola, de ser rechazada, de todos y hasta de vos misma, el miedo te hace pequeña, el miedo te aplasta.
Poca mujer me queda, poca mujer soy, pero tengo fe en mí misma que de esa poca mujer, va a resurgir la mujer grande, la valiente, la que no se calla, la que no aguanta, pelea, que no se agacha, se planta en la vida y le hace frente. Algún día, esa mujer va estar de vuelta.