sábado, 10 de diciembre de 2016

A mi no me enseñaron a extrañar

A mi nadie me enseñó cómo se hacía, para aguantar, para seguir, para sacar la sensación de ausencia.
A mi nadie me explicó lo que se sentía, buscar y no hallar, necesitar y no tener, algo que antes estaba ahí.
A mi nunca me dijeron si estaba bien llorar mientras te reías recordando una anécdota, si era correcto dormirte rogando soñar con alguien o si era apropiado llevar su nombre en la piel.
Ni a mi ni a demasiados prepararon, para enfrentarse a semejante cosa, a tan grande sentimiento, a tan profundo vacío y a una esquizofrénica desesperación. Muchos tuvimos o tendremos que aprenderlo sobre la marcha o quizás ni siquiera eso, quizás sólo debamos intentar manejarlo y fracasar, y seguir intentando; incluso soñar con alguna vez superarlo, cuando en el fondo sabemos que nunca será así.
No sé a vos, pero a mi no me enseñaron a extrañar.
Jouper.-

jueves, 10 de noviembre de 2016

Carta abierta a la tristeza.

Sé que estás ahí, te siento. Todo el tiempo sé que estás ahí, cuando duermo, cuando trabajo, cuando leo, cuando salgo con amigos, cuando almuerzo en familia, cuando estoy sola, cuando me río, cuando me aburro, cuando lloro, cuando sueño, cuando escribo; nunca dejo de sentir que estás ahí.
Es curioso, no sabía que podía llegar a ser así, el sentir algo tan presente, tan constante, por tanto tiempo, la sensación de que siempre está, de que quizá nunca se vaya a ir.
No importa lo que haga en el día, no importa si prestó atención o no, no importa, sólo se que está, no me ha dejado ni un solo segundo, tampoco lo hará. No importa si se camufla con otra cosa, aunque parezca que por un momento a desaparecido, en realidad, ahí está, no se fue, se escondió, pero no te dejó.
No es tarea fácil, pero ya hasta me estoy acostumbrando a llevarla conmigo, sé que va a calmar su presencia con el tiempo y dejar de zumbarme en los oídos, sé que va a adormecerse pero que se quedará conmigo.
Ay tristeza, que complicada eres, como un peso muerto, me mueres, te anidas, me carcomes el pecho, pero también se que si no te atravieso, te llevaré siempre conmigo, intensa y ardiente, dolorosa y grave, aguda y doliente.
No te llenes de ilusión, no siempre voy a ser tu nido, el tiempo y la razón se van a encargar de mi, ambos son capaces de sanar el corazón, confío en eso.
Mientras tanto, fiel compañera, te llevo en el pecho, te cargo en la espalda, te derramó a lagrimones y voy limpiandote un poquito, no te aferres demasiado, esto también va a pasar.-

Jouper.-

domingo, 6 de noviembre de 2016

Noviembre

Noviembre es el único mes en donde escucho la canción November Rain. Es el único mes que es más gris y llueve mucho, el mes donde tomo mucho mucho té y camino como perdida, con la cabeza en cualquier lado y mirando todo como si hace mucho tiempo no lo viera.
Noviembre me pone poética y alunada, más de lo usual. Noviembre me baja el ánimo y la respiración y todo es aletargado.
Parece que viviera en una poesía de Bécquer o de Benedetti, hasta en una historieta de Macanudo, especialmente en las del misterioso hombre de negro o en alguna donde Enriqueta parece un tipo de 60 años.
En Noviembre leo mucho y escribo mucho, generalmente es triste o reflexivo.
Noviembre me pone melancólica y parezco una película triste en blanco y negro o esa canción que me gusta, que habla de la que es la tristeza.
Noviembre es un mes gris, pero esta bien y me gusta incluso, porque Diciembre es mi mes favorito y me levanta mucho el ánimo y me pone muy hiperactiva, entonces Noviembre es como la pausa previa, es como un punto y coma en el año, como el momento de suspenso antes de anunciar al ganador.
Así es Noviembre, mi Noviembre, y esta bien y me gusta incluso.-

Jouper.-

Reflexión

Es curioso ver cómo reaccionan las personas frente a la misma situación pero con diferentes personas.
Por ejemplo cuando alguien pierde contacto con sus amigos y lo buscan por cielo y tierra para saber por qué, pero cuando otras personas lo hacen simplemente es algo que pasó, algo que no está bien ni mal, quizás ni vieron de verdad que está pasando.
O cuando alguien tiene un problema y simplemente no quiere decir como se siente, las personas a veces se alejan, otras veces se acercan, otras veces no indagan pero simplemente están. Muchas personas se enojan, o critican esta postura de no querer contar.
Con cada situación y con cada persona es diferente, ya sea quien vive la situación o quienes rodean a esas personas.
Cuando alguien está pidiendo ayuda en la calle, hay quienes lo miran mal y quienes piensan que es un vago, otros que lo intentan ayudar y algunos que tan sólo son indiferentes.
Lo cierto es que detrás a cada persona que que hace o no y actúa o no, hay una historia, una batalla personal, una vida y cada uno la mide con los parámetros que tiene o puede, y la vive, la afronta, como le sale. Con más o menos fuerza, entusiasmo o pesar, pero no es trabajo nuestro juzgar esas posibilidades con los ojos de nuestros parámetros que han de ser muy diferentes a los de las demás personas.

"Cada persona que ves esta luchando su propia batalla, de la que tú no sabes, se amable siempre".

Jouper.-

miércoles, 26 de octubre de 2016

Enseñanzas, aprendizajes.

Mi abuela me enseñó lo escencial de la vida, esas cosas que son imprescindibles para la supervivencia.
Me enseñó sobre el arte: a pintar con acuarelas, que antes de dormir se lee, me enseñó a cantar el puente de Aviñón, zapato roto y tengo una muñeca vestida de azul. Me enseñó a hacer esculturas con broches de la ropa y palitos de helado, me dijo que una caja podía ser lo que yo quisiera, y la convertí en avión, en casita de muñecas, en refugio de lectura. Me dijo que lo más importante era la imaginación y así el patio se convirtió en el océano y la casita de madera en un barco, o a veces la galería se hacía un tren y ella se sentaba en su reposera y jugaba a que viajaba con todas mis muñecas, por su puesto yo manejaba la locomotora.
También me dejaba desacomodarle todas las latas de conserva y venderlas en mi mercado de mentira.
Me enseñó deportes y apuestas: se hacían torneos de Chinchón por 10 centavos, practicaba equilibrismo sobre las verjas de la vereda y cuantas veces hice escape cuando me descubría subida al techo en la hora de la siesta...
Me enseñó a cocinar: la merienda es con galletitas de salvado con queso derretido, después de la cena una taza de sopa de avena y a cualquier hora del día nunca viene mal un café. Cuando se cocina, se canta, si no la comida no sale tan bien. A la pizza se le ponen salchichas y en Navidad se comen tomates rellenos.
Además me dió cursos sobre ciencias naturales: las plantas se riegan de día, cantando, o no crecen. Los caracoles aparecen más después de que llueve, son buenos, se puede hacer amistad. No hay nada más lindo que pisar el pasto descalzo.
También me incursionó en  beneficios propios: todo lo que se sabe es para uno, todo lo que se aprende es propio, todo en la vida es disfrutable, desde el nacimiento de una flor, hasta mirar el cielo en el porche de la vereda. Los días de semana se disfruta la novela, los domingos se hacen los crucigramas del diario. En verano se va al campo y se debe pasar toda la tarde bajo la sombra de un paraíso tomando mate y charlando.
Y para terminar (obviando muchas otras enseñanzas) me enseñó a ser fuerte a pesar de todo y a seguir; es algo que todavía estoy aprendiendo y que cuesta asimilar, porque lamentablemente, para enseñarme eso, se tuvo que ir.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Infinita.

Siento la frialdad en los número y en los papeles, en esos banquillos de la sala de interminable espera, espera que al acabar te conduce solamente a un peor recinto, claramente una habitación que tendrá paredes de un gélido blanco y tratarás con personas de corazones azules y manos de hielo, su voz de ventisca dirá palabras que enfriarán tu condición, tomarás una lapicera hecha de nieve y firmarás un copo de nieve, obviamente con tinta azul y fría. Tu corazón latirá dentro, somnoliento e intermitente, quizás tus ojos derramen un poco de agua nieve, porque fue y no volverá a ser, porque estuvo y ya no estará, porque esta espera no tendrá un final, será infinita y congelante.
Las personas tenemos esta cuestión de humanidad, esto que se llama calidez, eso mismo que mantiene el cuerpo en sus preciosos 36 grados a temperatura ambiente, esa cosquillita que se transmite con un gesto, una palabra, un beso, un abrazo, un consuelo. Pasamos la vida convidando y recibiendo calor, compartiendo el calor, creándolo, es algo con lo que nacemos, algo con lo que crecemos, que siempre es constante en nosotros, salvo por alguna que otra excepción como puede serlo una pequeña fiebre, en la que el cuerpo aumenta aún más su temperatura. No quiero que me malinterpreten, no hablo sólo de un fenómeno físico, hablo de este calor humano que va mucho más allá de la ciencia, hablo del calor del alma, de los sentimientos, de ese calor que usualmente se camufla con la calidad humana, cuando la palabra correcta que aquí cabe es calidez. Lo trágico de esta belleza, como en toda tragicomedia que es la vida humana, es que al perecer, transformamos a esa calidez humana en unos espantosos trámites invadidos de números y papeles que se ocupan de traspasar ese calor en bienes distribuibles entre los que quedaron, lo penoso es que el reparto no icluye la porción de calidez humana que dejó aquí quien se fue, solo deja la gélida herencia material o monetaria, y los mil y un trámites a realizarse para certificar que la persona esta muerta. Muerta si, bien muerta, no se preocupen por tener un poquito de compasión, para qué si ni conocían a quien murió.
Monstruos feroces y llenos de bestialidad, los seres humanos creen ser superiores mientras ignoran que son los animales más abominables, no he visto jamás a un animal que deba llorar el fallecimiento de un ser querido sobre fotocopias por triplicado ni turnos de ninguna índole, ni he visto que otros animales les impongan la obligación de recordar constantemente hasta la finalización del papeleo que un ser amado no volverá a su forma terrenal.
No comprendo aún como hemos transformado un fenómeno tan complejo como la vida en números, tanto en vida como no, no somos nuestro nombre, somos un número de documento, de edad, de fecha de nacimiento, de kilos, de altura, de talle y calzado, de teléfono, de lugar que ocupa en la familia, de la lista del jardín, el colegio y la facultad, de legajo, de departamento y hasta incluso de la altura de tal calle.
Critiquenme por ir encontra del todo, pero yo no soy ni quiero ser un número y quisiera ir a gritarle a algún responsable en la cara que mi abuela nunca fue un número, que fue muchas cosas, muchas bellas cosas, pero nunca fue un número y aunque ahora no esté acá, no es un número, es el ángel más hermoso que puede tener el cielo, no me la vengan a matemátizar, porque los únicos números atribuibles a su persona son todos infinitos. Infinitos abrazos que regó en nuestra familia, infinitas pecas que la decoraban, infinitas palabras que resuenan en mi interior, infinitos besos, infinitas noches que me leyó infinitos cuentos, infinitas galletas con queso, infinitos regalos, infinitas llamadas por teléfono, infinitos recuerdos. Entonces señores, les pido que no hagamos ridiculeces y si vamos a hablar en serio, mi abuela en vida fue una persona infinitamente bella y gracias a Dios, ahora es pura y literalmente infinita.

Macarena.-

lunes, 29 de agosto de 2016

He aquí otro poquito de mí.

Me gusta la persona en la que me convertí.
Simplemente disfruto de tener mis mil y un fases, como la Luna.
Me gusta tener un estilo total y completamente indefinido para vestirme y elegir uno distinto cada día. Soy feliz siendo amante de esos pequeños detalles que me llenan la vida, el café, la Luna, los libros, mi cama, el calor del solcito, ver una linda imagen por la calle.
Me convertí en una pequeña escritora principiante que se graba a las 2 de la mañana para acordarse al otro día del tema que se le ocurrió para escribir, también me grabo cantando, más bien me graba mi mejor amigo que ahora es una especie de manager. Me convertí en un cúmulo de energía que se ríe a carcajadas, canta y baila en medio de la calle y trata de contagiar eso, todo sería muy bello si la calle fuera una especie de escenario para los caminantes, artistas.
Muchas veces ni me reconozco, también soy como el reflejo del espejo, que se ve igual a mi pero no es propiamente yo. Soy muchas cosas, no soy muchas otras, soy sentimientos, emociones y unos ojos grandes, claramente para que quien los mire no tenga nada que descifrar, pues hablan por sí solos.
Soy mis estados emocionales repercutiendo en mi pobre pelo que a pasado por multiples cortes y colores, Soy los dibujitos de mis uñas y de mis cuadernos, soy los 80 cuadernos que compro y no uso porque ya tengo tantos que ni sé en que usarlos pero los amo porque son hermosos.
Soy flores y sonrisas, si, si, las sonrisas galletitas, esas que amo, por que son risas.
soy también la que repite mil veces mi tan famoso 'te quiero y quiero té' porque no deja de parecerme una frase hermosa y divertida.
Soy novelas a medio leer, soy novelas a medio escribir, soy ideas de novelas que no me siento a escribir porque la faculta, la vida, los amigos y alguna actividad física también.
Soy la del grupo misionero que tiene varias dudas con la biblia.
Soy mis labiales morados, mi piercing falso de la nariz, mis charlas interminables con mis amigas, mis mates y mis listitas de 'cosas para hacer', que rara vez terminan con todos los puntos hechos.
Ahora también soy un poco menos nocturna, por que la rutina me lo impide, pero ni bien se acaban los días de responsabilidades no hay nada que disfrute más, que volver a ser compañera de la Luna.
Me gusta mutar, ser, sentir, cambiar, pasar por mis fases, conocerlas y reconocerlas, transformarlas.
Quizás este siendo optimista, este es uno de mis buenos momentos, tengo mis bajones, si señor, en estos momentos no soy la personas con mayor estabilidad emocional, pero... ¿quién la tiene?.
Me gusta esto, no lo sé, me gusta sentirme autentica y fiel conmigo, crearme y reinventarme.
Vine a este mundo a escribir una historia sobre una persona que vivió una vida, por eso disfruto de transformar a este personaje que no es nada más ni nada menos que yo misma. A los lectores, a los observadores, a quienes compartan mi vida conmigo, disfruten del show y ojalá les guste la historia, mi historia.

martes, 23 de agosto de 2016

Amigo, tengo miedo.

Amigo, la necesito.
No puedo creer que no este, tengo miedo.
Miedo de todo. De olvidarme de su voz, de sus expresiones, de sus formas.
Miedo de no salir adelante, de no poder, miedo de no saber cómo sin ella.
Me preocupa y me duele no sentir tan intenso su olor, en su casa, en su ropa, en sus cosas.
Amigo, duele.
Es como si no alcanzara el dolor para dolerte, como si el llanto y los sollozos no fueran suficientes. Es de esos dolores que te consumen, que te quitan vida. Una agonía, eso.
La necesito.
Duele. Desgarra. Quita.
Gana.
Tengo miedo.-

Macarena.-

domingo, 24 de julio de 2016

Esta fase de la Luna

Y por ahora solo soy esto, soy lo que queda de mi. Soy el hueco en mi cama de estar tanto tiempo en ella, soy lágrimas y rímel corrido, soy gris y pequeñita. Por ahora soy dolores y alguna que otra risita, soy mis canciones, mis cigarrillos, mi humo interno. Soy números, café, algunos saquitos de té, soy fotos y recuerdos, soy el rosarito que me regaló.
En estos momentos ni aspiro a ser otra cosa, en este tiempo estoy entregada al dolor.
Por ahora seré mis días de cama, mi nariz roja y mis ojos inflamados, seré un poco de sombra gris, el lado oscuro de mi luna.
Esto soy ahora, mis cansancios y pesadez, mis abrigos, mi sobretodo rojo que fue tuyo. Soy mis pocas energías, mis desganos. Siempre soy mis letras.
Es otro momento de lo que toca vivir, esto también soy yo, soy esta fase de la Luna, de mi Luna.-
Jouper.-

martes, 19 de julio de 2016

Relación Puntual

Lo nuestro fue una relación puntual, gramaticamente hablando.
Cuando comenzó, todos eran puntos suspensivos, marcados por el tiempo y el lugar; poco a poco, con el tiempo, empezó a haber un punto medio entre los dos, un punto a favor, que se convirtió en el punto del signo de interrogación y se formalizó en el punto del signo exclamativo.
Por unos meses fuimos punto y comas, dos puntos; hasta que llegó el día de poner un solo punto, lo que quedó a definir, era si éste sería un punto y seguido o un punto final, pero sin dudas fue un punto de quiebre que nos quebró a los dos, y nos quedamos sin puntos, sin seguir y sin final.-

Jouper.-

jueves, 14 de julio de 2016

Te extraño

Te extraño como si algún día fuera a verte de nuevo, como si en realidad hubiese quedado algo pendiente, como si las cosas, por algún motivo, fueran a ser distintas.
Te extraño como sabiendo que esto no tiene final, como evitando que algún día llegue, como soñando con un futuro a tu lado.
Te extraño con la esperanza de que se puede cambiar, con las ganas de crecer, con la necesidad de salir adelante.
Te extraño como a una persona cercana y lejana a la vez, como si fuese a verte mañana o en un par de años, porque en ambas situaciones te extraño con igual intensidad.
Te extraño como sintiendo tu abrazo, como viendo tu sonrisa y recibiendo un beso tuyo, todo absolutamente imaginario y fugaz, como vos, como extrañarte.
Te extraño como cada noche que faltaste (y faltas) en mi cama, como a ese sol que te salva en el invierno, como si fuera verdad que estoy bien.
Te extraño como auyentando al olvido, te extraño como si esto tuviese sentido.-
Jouper.-

miércoles, 6 de julio de 2016

Una más.

Otra vez la sensación de palabras empastadas en la garganta, de sentirte diminuta y gris, rota, sucia, agujereada.
Esa sensación de no ser nada, por no sentir nada o por sentir demasiado tal vez.
Esa mezcla de tristeza, ira y bronca. Es una pasta de sensaciones, sentimientos, lágrimas y palabras no dichas, todo apelmasado en la boca, estirándose por la laringe y sin dejarte respirar.
Humo contaminante y contaminación propia.
Es ese agobio sugerido que cuesta  digerir.
Perjudicial a la salud y hasta peligroso, pero recetado hábilmente por la situación.
Ya no se como dejarte de lado, solo puedo postergaste entre sabanas, pastillas o alcohol, quizás hasta logre tranquilizarme dandote más vuelo con alguna recaída.
No se ponerle un nombre ni relacionarlo con algo similar, quizas con el infierno mismo, pero no puedo asegurar nada.
Puedo afirmar que no creó soportarlo muchas veces más.

sábado, 2 de julio de 2016

A Ella.

Hoy tengo las letras quebradas y sangrantes, carentes de vida, porque el cielo esta dándole la bienvenida, al ser mas precioso que tocó esta tierra. La vida me la regalo como abuela, un lazo tan hermoso para tener, pero ahora le toca estar de otra forma y aunque no quiera, me hace doler.
Duele el corazón y el alma solamente de saber que ya no voy a tenerla como antes, ya no voy a sentirla de esa forma. Voy a extrañar esa forma que tenia de hablar, esos ojos, el olor de su piel, voy a extrañar sus polleras, sus comidas, sus manitos en las mías.
Me van a faltar sus cantitos "donde estarán nuestros mozos...", "La donna e mobile..."; sus expresiones tan particulares "Hombre!", "Se tenía que caer!", su voz cuando me decía "Buchina de la abuela".
Voy a necesitar sus consejos, sus voz atendiendo el teléfono, sus enojos por tomar coca cola y su amor por Martín Palermo.
Voy a querer todos los días los abrazos, los besos, las complicidades.
Ya no la van a confundir con una japonesita, ya no se le van a enredar las palabras, ni mi tío le va a decir Petunia mientras le aprieta los cachetes.
Para ella se acabaron las agujas, las insulinas, los niveles de azúcar, no más golpes ni caídas, no más quebraduras ni moretones.
Y se que la van a llorar sus plantas en el patio, su silla debajo del árbol de Bialet Masse, su delantal en la cocina y todo en su casa, y todos en su vida.
Tengo en la mente y en la piel, la sensación de sentarme a su lado, tengo su voz resonandome, tengo sus caricias, su olor, los recuerdos de los cuentos que me leía y de los que yo, religiosamente, escribía y le leía.
Tengo en mi sus palabras, su aliento, su orgullo, su "Cuidese Mijita".
Tengo su sangre, Dios gracias, porque tengo su sangre.
Tengo mucho adentro y tengo esa sensación de vacío abismal, de ruptura, de pánico, de debilidad, pequeñez.
Tengo terror de saber que la necesito, que va a haber mil veces en que no voy a saber que hacer o voy a querer su ayuda, su oído, sus palabras, voy a querer sus charlas, sus juegos de cartas, sus sopas, sus  regalos y saber que no va a estar.
Tengo un descolocamiento importante en mi interior, no se que sentir, no se como hacer para seguir, no se como reaccionar, no se mucho y ella si sabía. Voy a guiarme por todos sus consejos, por todas sus acciones, por todo lo que me dijo, me contó y me dejó. Voy a ser siempre esa buchina de la abuela esperando verla, estar con ella, sentirla.
Mi gorda, mi buchi, mi abuelita hermosa, cuánto te necesito, cuánto te extraño y cuánto te amo.
Espero que estés mirándonos desde arriba, junto a tus papás y a tu hermano, espero que estés feliz de estar con ellos y que nos sigas de cerquita toda la vida.
Gracias por haber sido, en vida, esa hermosa mujer, fuerte, capaz, única, esa madrasa y esa abuela incomparable, gracias por seguir siendolo desde el cielo.
Te amo con todo lo que soy, de lo cual, en gran medida, tenés crédito.
No voy a decirte adiós porque esto no es una despedida, no voy a decir que te perdí, porque eso no esta determinado por la vida, voy a decir que todo es lo mismo, solo que ahora estás de otra forma.

Voy a llevarte siempre adentro, porque siempre fuiste y serás parte de mi, porque nada va a cambiar que así sea.-

Macarena.-

lunes, 20 de junio de 2016

Instinto Suicida

¿Por qué el ser humano tendrá ese instinto suicida frente a un dolor, una desilusión, una tristeza profunda? Pasamos un mal trago con botellas de alcohol, con cigarrillos, con drogas. Dejamos de comer, comemos en exceso, no podemos dormir o dormimos más de lo normal.
El cuerpo también tiene ese instinto, vomita, engorda, adelgaza, suelta pelo, hace sarpullidos, contrae adicciones.
Es curioso ver como se intenta escapar, como se trata de poner un alto pasajero al dolor, sin siquiera darnos cuenta de que mucho mas fácil es vivir el duelo, afrontar ese dolor y seguir adelante, fortalecer el cuerpo y el espíritu en lugar de orillarnos al vacío.
Pero bien se dice que cada quien vive el duelo como puede, quizás hasta siendo un poco suicidas.
El tiempo cura a través de estas cosas, enfrentando o esquivando el dolor, es el proceso que cada uno lleva de la tristeza, pero es tan importante tenerlo, porque de estar en el pozo también se aprende, de hundirte hasta el fondo también se aprende y es tan importante ese aprendizaje...
Vivir siempre es una mezcla entre sufrir y amar, pero no existen una sin la otra, el equilibrio siempre es lo fundamental.-

Jouper.-

lunes, 13 de junio de 2016

Letras de Escritor. Vivir escribiendo.

Escribir es de las mejores cosas que me paso en la vida... Ya se que todo el mundo sabe escribir, es algo normal, incluso cotidiano, pero para mi escribir es diferente. Para mi, escribir es una puerta propia, que se abre para dejar salir, que se cierra para llenarme de letras, que se borra para inventar realidades pintorescas.
Escribir es poner en letras sentimientos, convertir los latidos en palabras, hacer hablar al corazón. Escribir es conocerse, reconocerse y reinventarse, es reabrir viejas heridas y plantarle flores. Escribir es sanador, porque prolonga el tiempo de olvido, porque ayuda al tiempo a curar las heridas, porque descarga el pecho a través de las manos.
Escribir es volver a muchos sitios, bañarse en los recuerdos, encontrar muchos recovecos, y así, saldar la deuda con uno mismo. Es imaginar mañanas, ayeres y presentes, pintarlos de colores, transformarlos en quizás.
Escribir es relajante, furtivo, emocionante, consolador. No solo para uno mismo, si no para quien lo lea, la letra no está vacía, esta llena de lo que el escritor le quiera poner. El escritor, que figura tan deseable, que personaje. El escritor es esa persona que sueña palabras, duerme con libros por temor a la ignorancia, vive dibujando poemas en las esquinas, regalando crónicas de días cotidianos. Un escritor ve un cigarrillo en su mano, un martes a las 2:34 de la madrugada mientras respira contra la ventana y piensa en cuanto le queda por escribir, un escritor leyó tanto que para él cualquier voz es familiar, cualquier lectura parece ya leída y cada letra que escribe parece haber sido ya escrita. Un escritor escucha palabras como melodía, sueño, ferrocarril, figurita y se vuelve loco, porque suenan precioso, porque se escriben delicadamente, porque resuenan.
Un escritor no es nada sin sus letras porque hay un poquito de si, en todas y cada una de ellas, porque escribir, al fin y al cabo, es abrazarse a uno mismo.-

Feliz Día a los colegas que como yo comienzan a delinear sus letras, a los grandes que son siempre ejemplo, a los futuros para que sigan con esta belleza y a vos, mi ángel inspirador, Señor Daniel Salzano.-

Jouper.-

martes, 31 de mayo de 2016

Persona

No soy una persona que llore frente a los demás, si lo hago es porque ya he llorado muchas veces sola. No soy una persona que demuestre que está mal, siempre estoy tratando de verle el lado bueno a las cosas. No soy una persona conformista, siempre trato de ir mas allá. No soy una persona depresiva, intento postergar el dolor siempre. No soy una persona que diga todo lo que le pasa, porque sé que muchas veces es preferible callarse. No soy una persona que se demuestre vulnerable, aunque llore por todo, siempre tengo una fortaleza inexplicable frente a malas situaciones y evito dejarme ayudar. No soy una persona que se apoye en otros, mas bien soy de las que les gusta sostener, contener y levantar. No soy una persona que lo diga, pero realmente me destroza estar sola, lo peor es que conozco lo que es sentirse así, incluso rodeada de gente. No soy una persona a la que le falte una sonrisa en la cara, un abrazo o una palabra. No soy muchas cosas, pero hay algo que si soy, una persona. Y también me pasan cosas, aunque calle, sonría, aguante, pelee, posterge, siga.
Soy una persona.

Cada persona que ves está luchando una batalla de la que tu no sabes nada. Se amable siempre.

domingo, 15 de mayo de 2016

Serendipia

Pequeña muñequita de cristal, no llores, no te sientas sola. Sé que tienes miedo, sé que esa casa tan grande te asusta, pero debes saber que estoy contigo. Pequeñita, mi niñita, yo estoy siempre contigo, porque te llevo en mi corazón y estoy en el tuyo. Las sombras pueden asustarte y las pastillas te darán sueño, y aunque pases toda la noche mirando por la ventana, el día tardara lo mismo en llegar, quedate tranquila, duermete en mi abrazo, que aunque no esté contigo te acompaño a la distancia. Prometo tomar tu mano y acariciar tu pelo antes de dormir, prometo quedarme cerca, no tengas miedo, me quedaré ahí. Muchachita triste, con tus ojitos de papel, tu mirada gris y tu piel tan blanca, no llores, se feliz, sonríe, pinta tus mandalas con muchos colores, desgasta tus libros y tus palabras, desahoga esas penas y sonrieme, eres tan bonita cuando ries. No voy a soltarte la mano, estoy aquí. Quiero darte las fuerzas para que sigas, quiero siempre acompañarte. Mi amor, estoy siempre contigo, queriéndote, cuidándote, no tengas miedo, yo estoy aquí, mi pequeña serendipia.
M.-

domingo, 10 de abril de 2016

Basta. Por. Favor.

No quiero más mentiras, no más falsedades, no quiero más caretas bonitas sobre malas caras.
No quiero más palabras vacías, faltas de significado.
No quiero más puñetazos disfrazados de caricia.
Me cansé de tantas promesas que no van a ser cumplidas.
Me cansé de historias repetidas, de tanta igualdad instaurada en las acciones.
No soporto volver a escuchar un 'no fue nada', porque si fue, porque si es, porque va a seguir siendo.
Porque no es que yo no quiera confiar, es que me despedazan la confianza, es que me quiebran ilusiones, es que me desbaratan esperanzas.
No se trata de un ''porque si'', se trata de una desvalorización de la persona, que es mucho más profunda y peligrosa.
No es un grito de dolor, es un sonido ahogado de socorro, de desesperación, de auxilio.
Es un tremendo y contundente BASTA POR FAVOR!
¿Hasta cuándo? hasta cuándo los engaños, hasta cuándo actuar a espaldas, hasta cuándo las palabras disfrazadas, los dolores, las mentiras.
Hasta cuándo las lágrimas, las desilusiones, los fracasos repetidos. BASTA, basta por favor, basta, estoy cansada, yo intento y aguanto, soporto, sigo, pero ya no quiero seguir por o para esto, no quiero encontrar lo mismo otra vez; porque no lo merezco, porque ya no lo aguanto, porque no lo elijo ni lo quiero, porque ya no lo acepto, lo condeno.
BASTA.
Jouper.-

martes, 5 de abril de 2016

La casa de las puertas cerradas

En esta casa no existía un aroma particular, se dice que cuando una casa es hogar tiene un olorcito especial, pero para llegar a ese lugar, debe haber amor, unión y sentido familiar. En esta casa no había casi nada de eso y lo poco que había estaba tieso, amontonado en rincon, esperando un corazón.
Era la casa de las puertas cerradas, porque nadie compartía nada, todo se hacía a solas. Cada uno comía a la hora que quería, tras la puerta de su habitación. Cada uno leía encerrado en un balcón. Cada uno cantaba o tocaba un instrumento, encerrado en el salón. Cuando alguien lloraba se encerraba en el tocador. Si estaba feliz festejaba cerrando la puerta de la terraza y así se cerraban todas las puertas de la casa. No se sabe cuantas personas vivían allí, pues cada uno cerraba la puerta tras de sí, no importaba si era para dormir, comer o escribir, si lo hacía para llorar o sonreír.
El problema de esta gran casa, es que muchos saltaban de la terraza, porque no solo cerraban las puertas para estudiar, si no que se encerraban en ellos mismos para callar. Y como sabe el mundo entero, las palabras calladas son veneno, si una vez no pudieron salir, algún día acabarán con tu existir.
Si vas a cerrar la puerta que sea para dormir, pero ábrela cada día para vivir, para hablar y decir.
Porque en una casa de puertas cerradas y bocas calladas, hay mala jornada, que hace sufrir hasta el punto de morir. Y, además, no hay nada mas bonito que el decir.
Jouper.-

lunes, 21 de marzo de 2016

Hojitas de Otoño

Otra vez el sol entre las nubes, los árboles dormilones que se empiezan a cansar, que bajan sus ramas, que sueltan sus hojas. El viento vuelve a golpear mi cara y se quiere llevar mi cabello con él, la temperatura disminuye, el sol no nos quiere quemar. Ha vuelto el otoño y luego de él, vendrá el invierno gélido y árido.
Es nuevamente tiempo de tomar sopa y té, una enorme taza de café con leche y grandes ollas de pasta que nos mantengan el estómago caliente.
El otoño es tiempo de melancolía con su color marrón pasado, con sus vientos de olvido. El otoño me hace ser otra persona, esa que camina callada, con la mirada perdida, con el pensamiento en otro tiempo que hace mucho pasó. Duermo mucho, como poco, vivo con frío y me siento como un oso panda que debería hibernar. No sé si este otoño será diferente a los demás, pero no lo creo. Seguiré tomando mucho café, mucho té, mucha sopa, seré un pequeño cuerpito que padece frío crónico, dormiré horas y horas con mil mantas que cubran mi piel, me daré largas duchas de agua hirviendo, tendré las ojeras más moradas del año y la piel pálida. Seré lo que soy todos los inviernos, todos los otoños, pero este año por fin me daré cuenta de que es así, de que el frío me convierte en esta fase de mi, que me pone como esta otra yo y ¿saben? lo disfrutaré, porque aunque no me guste el frío, amo el café, aunque me duelan las ojeras, me encanta dormir, aunque nunca entre en calor, me fascina estar bajo mil colchas, y aunque sea una fase diferente, también soy yo.-
Jouper.-

lunes, 15 de febrero de 2016

Oda a la Luna

Luna alunada alúnica y lunar.
Luna medieval, luna sobre el mar.
Mar y luna, luna azul.
Luna de arena, de tierra y de sal, luna de luna, de miel y de mar.
Luna en el cielo, luna al pasar,
Luna lunita, dulce cantar.
Muerdote luna, luna al mirar, que la luna duerma, no quiere jugar.
Luna, mi niña, luna, mi sol,
Lunita pedazo de mi corazon.
Cuarto creciente, llena y fugaz, cuarto menguante, luna nueva y falaz.
Luna brillante, amarilla, blanca.
Gigante, menguante, pequeña y no está.
Luna alunada sobre el jardín, luna de noche que huele a jazmín.
Luna rojiza, azulada y cobre. Luna de día y que nunca me sobres.
Luna tranquila, me besa, me mira
Luna ¿qué admiras? ¿qué alagas? ¿qué ansias?.
Luna en la cama, niña en el cielo, vete a contar las estrellas en sueños.
Luna que asoma sobre el pinar, luna que ve las estrellas volar.
Caras y formas, luna escondida,
Disfraces y faces, luna querida.
Luna alunada, mi luna lunar, quiero que me lleves a las estrellas mirar.
Luna lunita desaparecida, no me dejes sola ni de noche ni de día.