martes, 21 de noviembre de 2017

Un poquito mas de llanto

Hace poco veía en una serie como un joven perdía a su papá y su amiga lo acompañaba. El chico le dijo 'no entiendo cómo existir en un mundo en dónde él no' y ella, que también había perdido a su padre, le responde 'ese sentimiento nunca sé va'.
Ya va un año y medio, es el segundo cumpleaños sin cumpleañera y yo todavía no sé existir. Parece ridículo, casi cómico el hecho de que lleve un año y medio sin abrazarte... realmente no sé muy bien como es que he resistido, tampoco sé mucho que pasó en este tiempo, es como vivir en piloto automático, pero doloroso.
Muchas noches me visitas en sueños, algunas veces tenés algo que decirme, me contas cómo estás. Otras tan solo me dejas verte, jugar un ratito a que estás acá. Siempre me das un abrazo o un beso o me agarras la mano, siempre estás, yo sé bien que estás. Pero es que todavía no me acostumbro a que no me atiendas el teléfono cuando llamo a tu casa, a entrar a tu cocina y que no estés, a que ahora el abuelo duerma en tu cama, como para sentirte un poco más cerca. No creo acostumbrarme nunca a que me falte un consejo tuyo o una palabra, a la ausencia de tus polleras y tus agujas. Duele no verte, no poder tocarte, no poder escuchar tu voz, duele la ausencia física, porque te siento en escencia, y cuesta que no sea igual. Me duele no acordarme que hicimos en el último cumpleaños que pasaste acá, seguro comimos todos juntos el 21 a la noche y te cantamos el cumpleaños a las doce y soplaste la velita de una torta que no podías comer porque tenía mucha azúcar. Seguro te regalamos algún libro, seguro nos quedamos en una larga sobremesa hablando de la vida y riéndonos, felices, porque te festejabamos a vos, porque sin saberlo festejabamos tenerte. Pucha que duele extrañarte, es desesperante por momentos el no tenerte, porque uno sigue necesitando ese abrazo, porque uno espera poder recibirlo aunque sea una última vez, pero sabe que no y eso desespera, eso asusta, eso mata y nos muere. Te amo, te amo con toda la vida, con los años que te tuve y con estos pocos donde no te tengo también. Visítame prontito abuela, vení un ratito que te quiero ver, aunque sea para decirte feliz cumpleaños y darte un abrazo, te extraño mi buchi, te extraño muchísimo.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Una más, otra.

Hoy me acordé por un segundo, por un momento, de cómo se peinaba. Tenía un cepillito de madera, redondo, que usaba para enrularse el pelo cortito y darle forma. Era algo tan natural y a la vez tan propio. Una de esas formas que te hacen pensar 'yo quiero peinarme así cuando sea viejita'.
Tan solo esa imagen fue suficiente. Mil cosas más se me cruzaron por la cabeza y de golpe el mundo se hizo más grande, o yo más pequeña, o ambas. Pero es por esa sensación de vacío, de ausencia.
Muchas veces siento esas cosquillas en los brazos, ese hormigueo que no cesa, es como si el cuerpo pidiera, gritara que necesita de su abrazo. Daría años de vida por un solo abrazo suyo, grande, inmenso y llenador, como todos sus abrazos.
La extraño y aunque el dolor cese, no deja de existir, aunque la vida siga y yo con ella, a veces se me vuelve a frenar el mundo, al menos el mío, porque todavía aprendo como es vivir sin ella, porque cuesta mucho, porque no sé si algún día lograré saber cómo, porque en el fondo tampoco quiero saber cómo y lo mismo lo tengo que hacer. Porque así tuvo que ser, porque seguramente a Dios le hacía falta una cocinera o alguien que le tejiera pulloveres y le regara el jardín.
Te extraño mi amor, te extraño abuela.