viernes, 15 de marzo de 2013

Tears

Redonda y salada, cristalina y pura, refleja tanto siendo tan poco. Cuando la suelta un bebé, ruega leche. Cuando la derrama un niño, clama atención. En los ojos de una adolescente suele calmar dolor o ausencia, de amistad o amor. Cuando recorre las mejillas de un adulto puede aliviar una perdida o traición, a veces demuestra amor o alegría y a veces, pide perdón. Es una poesía salada, quizá nunca imaginada y por primera vez, llorada. La lágrima, pequeña gotita, marca su camino uniforme, y, cual cristalina sinfonía, denota la palabra melancolía. A veces pide, a veces da, a veces calla, a veces dice, a veces cae despacito y otras, corre fugaz por la piel, a veces estalla y a veces, se guarda. Algo que para nadie significa nada, hasta que brilla en una cara, como estrellada; aparece redondita y brillante, como si fuera una alarma diciendo que no todo está bien, o, quizás, que no podría estar mejor.
Se disfruta soltarlas si es en conjunto con una sonrisa, y nos alivia cuando va acompañada por un sentimiento que nos complica la respiración, nos obstruye el pecho, lo feo es sentirlas empujar desde adentro, cual grito desgarrador y saber que no puedes soltarlas, porque quieres demostrar tu fortaleza interior.
La lagrima siempre callará lo que decimos y dirá lo que callamos. Siempre mostrará lo que ocultamos o afirmara lo que mostramos. Aliviara nuestro peso y dolor, y gritará nuestra alegría. Pero siempre y cuando venga del corazón.-

                                                                            Jouper.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario