Anoche estaba sentada en la vereda de una pizzería con mi mamá, una Quilmes con maní, algo de lo que nadie quiere volver. Una típica noche cordobesa de Diciembre, el cielo abierto, las estrellas, la pesades del clima, apenas una briza corriendo.
Cuando era chica comía en esta pizerría todos los Viernes, con mi mamá, sus amigas y las hijas de sus amigas que eran mis amigas, por eso será que me gusta tanto ir ahí, me refiero a que soy una persona melancólica, una persona que no olvida.
Mientras comíamos pizza, déjenme decirles que siempre es mas rica si se come con la mano, charlábamos de las vacaciones y su trabajo, la estaba pasando bien, no es que la charla fuese algo muy profundo, como pueden darse cuenta era totalmente cotidiana, pero insisto, ¿quién no disfruta de una pizza y una cerveza en una noche de diciembre cordobesa?
En el mismo momento en que mamá llenaba su vaso se oyó un estruendo, se lo pregunté con la mirada, me contestó ''un disparo'', y al instante se escucho uno más. Las mujeres de la mesa de al lado nos preguntaron si había sido un balazo, mamá dijo que si, yo asentí y ellas respondieron ''ay, por Dios''.
Mamá dejo la botella y retomó la pizza, las mujeres de al lado siguieron charlando, los mozos entraban y salían de la pizzería cargados de platos y bebidas y yo seguí comiendo. Fue una linda noche, terminamos de comer y nos quedamos un rato más, hablando, diciendo pavadas y respirando un poco de aire puro.
No se si me explico, espero que entiendan, a lo que voy es que esa noche probablemente hirieron a alguien, y quizá también lo mataron, y todos lo escuchamos, nos dimos cuenta de que era y aun así seguimos comiendo y disfrutando de la noche, nadie atinó si quiera a llamar a la policía. Lo que quiero decir es que ya no nos tomamos las cosas importantes con la atención que merecen, generalizamos y cotidianizamos todo, una muerte ya es un hecho común, un tipo más que mataron por un celular, otra mujer que murió cuando le robaban la cartera, pero nadie se pone a pensar en el marido o mujer de esas personas, en sus padres, sus hijos, sus hermanos, mucho menos en su perro, hoy la vida vale un pimiento, che, esta caro el kilo de pimiento, una vida, hoy, vale incluso menos.
Pero esta es una sociedad cómplice, una sociedad que escucha un disparo y sigue comiendo, que cambia el noticiero para no amargarse más, que presencia un robo y en ves de ayudar se esconde para no ser víctima.
-Che, dijeron que teníamos que cambiar, no seguir como antes y bueno, cambiamos.
-Correcto, dama, caballero, pero analicemos que tipos de cambios son los buenos, mirar para otro lado mientras matan a un hermano no es un buen cambio, cambiar la tele para no ver la realidad tampoco, nos estamos volviendo sordos, ciegos y mudos, incapaces de sentir algo por el pibe al que te están matando al lado. Nos estamos olvidando de que nosotros vinimos todos del mismo lugar, ''de la Tierra venimos y a la Tierra vamos'', no se trata de ser compasivo, se trata de sentido humano, de un poco de hermandad, loco somos todos familia, somos todos los mismos.
Es momento de ayudar al hermano que sufre y enseñar al hermano que roba, darnos una mano entre todos, ponerle un poco de pilas, estudiar, aprender, no cometer errores ya cometidos, cambiar para bien y para mejor. Dejemos de dar vuelta la cara, me incluyo, dejemos de ser cómplices de homicidio para ser agentes de cambio, para convertirnos en colaboradores de esta sociedad, si el sistema no lo avala, cambiemos el sistema, pero de nada sirve matarnos a palazos combatiendo fuerza contra fuerza, por algo la educación siempre fue mas importante, la palabra es mas poderosa que cualquier arma. Seamos aliados de la paz y combatientes mediante la palabra, aprendamos de nosotros mismos, convirtámonos en portadores del habla y lo utilicemos como herramienta para promover un mundo mejor.
Retomando la idea, si de la Tierra venímos y a la Tierra vamos, cuidemos la Tierra Madre, como buenos hermanos.
Jouper.-
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