viernes, 23 de enero de 2015

Papá

A pesar de las diferencias, de las distancias, de las infinidades y las pequeñeces, la raíz no deja de ser la misma, el tallo no deja de crecer, nosotros no dejamos de florecer.
Juntos o separados venimos del mismo lugar, seguimos un rumbo igual. Nos corre la misma sangre, nos baña la misma luz, pisamos la misma tierra. Tenemos sentimientos iguales, a pesar de ser fuerzas opuestas, chocamos y seguimos la misma dirección. Nos rodea la misma gente, el mismo paisaje, nos inspiran las mismas cosas, respiramos el mismo aire.
A pesar de tanta adversidad, tenemos similitudes, porque a pesar de ser gajos diferentes nacimos siendo un solo fruto, porque no importa que hayamos vivido en tiempos y lugares diferentes, compartimos igual.
Y sobre todo, mas allá de todo lo que nos iguala y nos diferencia, existe una sola cosa que nos une y que nada puede hacer que nos separe, ese sentimiento profundo, hondo, fuerte y fervoroso, llenador, puro, transparente, ese por el cual tantas veces lloramos cara a cara, reímos a carcajadas, nos dolimos y nos reconciliamos, nos abrazamos; ese por el cual seguimos día a día, confiamos en el otro, crecimos en nosotros mismos, nos caímos, nos levantamos, nos ayudamos y aprendimos; ese por el cual también crecimos en el otro, por y para el otro, por y para nosotros; ese único que nos llena el pecho, que nos invade y por el cual nos levantamos cada mañana, por el que seguimos adelante cada día.
Por el amor que compartimos, por amarnos tanto que hasta nos llegamos a causar daño, pero daño que nos esforzamos en remediar. Te amo hoy, te amé ayer y te voy a amar siempre.-
                                          M*******.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario