miércoles, 8 de agosto de 2018

Principito

Su piel blanca y su pelo oscuro, contraste de amor en mi cama. Sus ojos me miran, entre mechones rebeldes que no se quieren acomodar, su mano baja lentamente por mi cintura proclamando territorio descubierto por él, sus labios con suavidad me acarician y me florecen internamente.
¿En qué momento me pasó él? ¿Cuándo fue que el camino me lo puso en frente?
Cierra los ojos cuando le hago un mimo y presiento que se entrega a esa sensación nueva y desconocida que recorre su piel. Apenas si vuelve la vista y me dedica esa sonrisa que dice mucho más que cualquier palabra. Inevitablemente sonrió. Inevitable. Me vuelve loca cuando me dice así, 'nena, sos inevitable', me pone loca cuando me dice nena. Me pone loca.
¿Qué hacer con una piel así cuando el corazón aún sangra?
Lo cierto es que no tengo muy claro que hacer cuando me levanto, pero sé que al acostarme lo quiero acá, quizás las cosas no estén del todo definidas ahora, pero me gusta desdibujarme en él y en su mirada. No sé que viene por delante para mí, pero espero que él esté, de mañana en mi cama, con sus ojitos achinados de recién levantado y su media sonrisa cuando escucha mis 'buen día'.

No hay comentarios:

Publicar un comentario