martes, 1 de diciembre de 2015

Arbolada

Tengo un ataque de escritura y es difícil de controlar, solo quiero dejar salir las palabras, que fluya de mi.
Las situaciones extremas sacan lo mejor de adentro mio, o lo peor, pero lo importante es que lo sacan.
No digo que un campamento sea una situación extrema, me refiero a que luego de tanta ciudad y contaminación, sentarme a escribir bajo un árbol es extremo, extremadamente inusual, extremadamente necesario y extremadamente hermoso.
Respiro este aire y siento que se me cierra el pecho, creo que es la falta de costumbre de respirar aire puro, hablo de que soy de esas personas que normalmente respiran humo y mentiras.
Por alguna razon , en la naturaleza siempre me sentí parte, siempre me sentí una más. Nunca sentí que sobrara. Me gustaría ser más parte aun, enterrar mis pies en el suelo, abotonarme de madera el corazón y levantar los brazos al cielo. Que mi pelo se enrede con bichitos y luciérnagas y que ondee en el viento vivaz; que me brote vida de las manos, con forma de hojas verdes y florcitas, sentir como en la piel se me camufla aire y sabia, y sentir como me sigue latiendo el corazón.
Quiero sentirme hija y parte de la Tierra, quiero mirar la luna bajo mis ramas y ponerme a coleccionar estrellas y constelaciones.
Quiero ser hogar de pájaros y animalitos, rincón de juego de pequeños, sombra inspiradora de poetas principiantes, condominio de hadas, ejemplo sabio de los caminantes.
Quizá sea repetitiva, pero sostengo que de la naturaleza siempre me sentí parte.
Jouper.-

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